El fútbol americano, un deporte que se juega con las manos.
He ido a un par de partidos y ya puedo hablar como experto: no entiendo el éxito de este deporte. O quizá sí entiendo el éxito, pero no que sea un deporte.
Era una asignatura pendiente. Algo que tenía claro que quería hacer antes de pisar los USA, desde hace años: ir a un partido de fútbol americano. A ver qué pasaba ahí. En anteriores viajes no pude, porque fueron en verano, y en verano no se juega a Fútbol Americano, pero esta vez, con tanto tiempo por delante, era evidente que tenía que pasar. Y pasó.
Vuelvo a lo de que en verano no se juega a fútbol americano. Y matizo. En USA algunos deportes son un poco estacionales: en verano se juega Beisbol y el Fútbol Americano es más cosa del otoño-invierno, como el Hockey sobre Hielo. Y a partir de estos básicos se van colocando el resto de deportes en el calendario, siendo muy cucos en algunos y haciendo cosas como que la NBA se juegue de finales de octubre a abril pero la WNBA, de mujeres, se juegue de mayo a octubre, para no eclipsar una a la otra. Una buena idea para apuntar, aunque una medallista olímpica de Basket 3x3 española dijo que podrían hacer algo así con el deporte en España, para que no fuera el fútbol masculino copándolo todo el 100% del año y se le tiraron encima los trolls de la caverna habitual de las redes. País…
La verdad es que nunca había visto antes un partido de Fútbol Americano, más allá de algún vistazo a algunas jugadas en finales de Super Bowl en una época rara que tuve Canal +, y algo así. Y bueno, que mi cuñado jugaba en un equipo de Madrid (los Osos) porque había estudiado en USA la carrera (en Indiana) y un día fuimos a verle en un partido contra los Valencia Bats; pero no me enteré de nada, la verdad. Solo recuerdo, como dato random, pero fascinante, que en su equipo jugaba un tipo carismático que debutó y triunfó en el cine con dos… bombonas. Este:
¡Hombreeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee! Ya ves, un grande. Literal.
Pero volvamos a Iowa: Para enterarme de algo, deportivamente hablando, si conseguía ir a un partido de American Football, decidí ponerme las pilas: fui a Youtube y me tragué varios vídeos explicando las posiciones, las reglas, cómo se juega y todo eso. La teórica básica, aprobada. Y ahí ya me di cuenta de una cosa: en verdad, el que juega ahí, es el Quaterback (el que pasa el balón) con dos más (los que lo cogen o reciben), y el resto están para verlas venir y repartir. Y bueno, esa impresión se confirmó en el campo: es tal cual. Aparecen ochocientosmil de cada equipo al campo, ocupando toda una banda… y luego la cosa depende solo de 3.
Como veis, en el campo de los Hawkeyes, el equipo de la Universidad de Iowa, se vive todo muy a tope: público, banda, animadoras, gente con banderas perfectamente sincronizados… excepto una señora.
Todos reciben al equipo como héroes, porque… bueno, porque a los norteamericanos les encantan los héroes. Y porque toda la retórica de cualquier cosa, aquí, se alimenta de ellos. Aquí todo el mundo es un héroe y puede soñar con serlo, claro que sí. En el partido jaleamos a varios de ellos, porque nos los presentaron. Empezamos con una niña pequeña, la héroe infantil, de la que un speaker nos relató todo su historial médico: que si leucemia, que si tal, que si se recuperó, que si otra cosa que le pasó… vida difícil de la pobre niña. Pero ahí estaba, en el césped, dando volteretas una tras otra y sonriendo con esa sonrisa que solo se consigue si tu madre te presenta a punta de pistola al concurso de Miss Sunshine. La locución del speaker terminó diciéndonos que “de mayor quiere ser Cheerleader de los Hawkeyes”. BUM. El estadio aplaudía y por mi cabeza pasaron muchísimas cosas.
Tuvimos otro héroe: el héroe del partido. Hero of the Game. No, no era nadie que hubiera jugado muy bien, qué va. Es una cosa que hacen para amenizar un impass y que consiste en elegir a un ciudadano, o fan, y honrarlo con un vídeo en las pantallas y luego saliendo emocionado al campo a que le ovacionen y saludar. Y ahí estaba, John Nomeacuerdo, tras un vídeo donde se nos contaba que era un veterano del ejército que, entre un montón de servicios militares y conflictos, había luchado hasta en Vietnam -y perdiste, John, siento decirte-, recibiendo el afectuoso saludo de todos con sus ojos brillando entre lágrimas. ¡Ese aplausito a un señor que ha matado a los que tocaba hace décadas!
Además de este héroe del partido, en otro momento honramos a los veteranos del ejército, que salieron a saludar, a la aviación del ejército, que salió también representada por unos cuantos en otra pausa, y a unos pilotos de cazas del ejército que unas horas antes habían sobrevolado el estado al finalizar el Himno de los USA. Sí, en serio: Mirad, mirad…
Hablaba esto con un amigo de aquí esa misma noche, y me preguntaba cómo lo veía yo. Porque hasta él mismo veía loquísima la intromisión del ejército y lo militar, constantemente, en la vida cotidiana y popular, como en los deportes, y en concreto el Fútbol Americano. Esto en el baloncesto o en el beisbol no pasa tanto. Y es que es alucinante. Porque una cosa es el patriotismo, que sabemos que por aquí lo tienen exacerbado, pero otra derivarlo al militarismo obsesivamente. No sé, hay algo ahí.
De hecho, otra cosa reiterativa durante el partido eran los vídeos de jugadores y del equipo con música épica emulando grandes batallas, con esa narrativa de videoclip bélico. Vale, sí, esto pasa en nuestro fútbol también, o en cualquier deporte de competición con gallitos. Siempre acaban apareciendo los momentos “Gladiator”. Pero aquí se les va de madre. En uno de ellos, por ejemplo, sobre imágenes de gente entrenando duro, se escuchaban las palabras de un entrenador de táctica -no entendí bien si actual o pasado- del equipo, en una arenga que ni el sargento de La Chaqueta Metálica, acompañado de un rótulo con su máxima: “El único día fácil fue ayer”. Cómo te quedas. Durante el vídeo y sus palabras aparecía el nombre del entrenador, y bajo él su título: entrenador desde nosecuando de táctica, ex jugador… y 20 años de servicio en los Navy Seal (la fuerza especial de combate de los USA). Acabáramos.
A ver, todo esto pasa en verdad porque, seamos sinceros, ahí lo que viene a ser el partido y el deporte, importa poco. El tema es ir al circo, que dura más de 3 horazas, para ver un juego real de 1 hora que se va deteniendo desesperantemente cada minuto. Tío, ¡es que no hay manera de que se desarrolle nada! Sacan, lanzan la bola y paran. Cambian a todo el equipo completo. Juegan unos a atacar y otros a defender. Primera jugada, diez segundos y paran. Se lo piensan. Segunda jugada, diez segundos y paran. Se lo piensan más. Así intentan moverla, parando, hasta que o puntúan o la pierden. Entonces se para todo un rato. Cambian todo el equipo de nuevo. Se lo piensan más. Venga, vamos a ver si jugamos diez segunditos… ah, no, el árbitro dice nosequé. Parón. Cambia todo el equipo de nuevo y salen otros. Espera, que paramos, que un entrenador (de los 500 de cada equipo) ha pedido tiempo muerto, que se ve que no tienen tiempo de pensar nada… Y así 3 horas. En la última ya te quieres matar.
Y como cada 10 segundos se para todo, y luego vienen los tiempos donde cambian a todo el equipo, los que cambia el equipo atacante y mil pausas más, en estos eventos montan unas escaletas que ni España Directo para que pasen cosas entre medias: Ahora mirad aquí que salen las del equipo de baloncesto femenino, ahora mirad aquí que sale uno de atletismo, ahora en esta parte entrevistamos a la reina de la fiesta de Homecoming de la Universidad, ahora el Héroe del Partido, ahora nos giramos a saludar a los niños del hospital que hay al lado…
…ahora salen dos jugadoras de basket de la uni de Iowa que han estado en las olimpiadas -una de ellas con España!-, ahora unos militares, ahora otros, ahora un luchador de lucha libre repartirá camisetas, ahora todos a bailar en la cámara, ahora el homenaje a un ex jugador del equipo… y mil anuncios en pantallas. A veces hasta había empezado el juego y ni te habías dado cuenta porque estabas a otra historia. Alucinante.
Una de esas pausas fue la de la corte de honor y los reyes del HomeComing. El HomeComing es una fiesta que hacen ex-alumnos de la Universidad, con desfile, conciertos, y de todo. Y ahí se elige, por parte de las fraternidades y las sororidades, a los reyes de la fiesta. Como los reyes del baile del instituto de las películas, sí, pero en Universidad y en una ciudad. Hay unas cuantas de la “corte” y una reina. Y luego dos tipos y un rey. Y ahí aparecieron: en pantalón gris de chandal varias, con chanclas otras, varias caras naranjas de rayos V y la reina, con bermudas chandaleras, mascando chicle a boca abierta mientras saludaba su mano blanca que contrastaba con su cara color cheeto apuñalada por dos juegos de pestañas postizas que desafiaban las leyes de la gravedad. This is Iowa, bitches!
La verdad es que conseguimos buenos asientos y lo vimos todo estupendamente, e incluso tuvimos suerte porque estábamos rodeados de gente muy maja. A mi lado una señora muy divertida que llegó con su marido me advirtió al llegar que íbamos a ser muy buenos amigos. Luego me dijo que tranquilo, que no mordía… a no ser que lo quisiera. LOL. Le dije que éramos de España, que no entendía del todo el deporte y que ya le preguntaría cosas y me dijo “eso a mi marido, yo solo vengo a beber”, y le dio un sorbo a su cerveza. Grande. No la culpo: todo el mundo me ha insistido aquí en que para sobrevivir o entender lo de ir a ver un partido de estos es necesario hacer dos cosas allí: beber cerveza y comer mil guarradas. Sólo así se podía comprender al 100%. No lo hicimos: la cerveza costaba 11$ la lata y mira, no. Habrá que explorar otras vías en el futuro.
La señora, al rato, nos preguntó qué hacían dos españoles en Iowa. Al explicarle el por qué, insistió: “vale, pero… ¿por qué en Iowa?”. “Pues porque este master que estudia Irene es aquí”. “Vale, pero… ¿no había otro en otro sitio? ¿En serio elegisteis venir… aquí?”. Muchas risas la señora.
A parte de chocar los 5 cuando marcaban un Touchdown también me preguntó que qué me parecía el partido, bueno, todo. Le dije que el show me tenía alucinado, pero que el juego en sí… la verdad es que no lo acababa de pillar. Empezando por llamarle “Football” a algo que se juega con las manos y donde solo le da una patada al balón un tipo y en 2 ocasiones contadas. Ella me dijo: “vale, ya lo pillo”. Me dijo que seguramente el “Soccer” era más emocionante, pero que allí esto era “religión”… y yo le dije que sí, claro, pero que en el soccer, aunque también era religión para muchos en España, tenía mucho menos show y más “deporte”, y que en USA lo que pasa fuera del juego importa casi más a la gente que lo de dentro. Y ella me respondió riendo: “ya, te has quedado loco con toda esta marabunta de red necks aullando”. Grandiosa siempre mi buena y certera amiga bebedora.
También podía haber hecho hincapié en esa cosa tan yankiee de llamar “Futbol americano” a algo que solo juegan en Estados Unidos, cuando TODO el resto del continente americano juega al fútbol que ellos llaman “soccer”. Así que, realmente, el fútbol ese, no sé si lo definiría como “americano”. Pero como aquí todo lo suyo es “americano”, sin pensar en qué son entonces todo el resto de habitantes del continente… Vamos, que qué vamos a descubrir de un país donde a la super competición de beisbol la llaman “Series Mundiales” y solo la juegan equipos USA.
Al final Iowa ganó 40-14, ya nos habían avisado que en el partido homenaje al HomeComing siempre buscaban equipos asequibles para ganar y que hubiera buen rollo, y mira, no sé, pero si non e vero e ben trobatto. Lo curioso es que al empezar el cuarto cuarto, donde ya no se vende alcohol, por cierto, el marcador iba ya 40-7 a favor y se fue el 70% del público a casa pasando de todo como de la mierda. El final del partido era desolador: gradas despobladas, una gente ahí abajo jugando medio a oscuras (empezaba a anochecer), y todo el fervor y locura de hace más de 3 horas, desaparecidos. No los culpo.
Total: me pareció curioso, y puedo verle el punto al deporte, pero no puedo verlo a algo tan largo, interrumpido, ultra específico y tan poco latente. Pero, por algo que se me escapa -o igual no, pero no lo veo definido aún bien- a ellos no. A ellos les flipa, y desde chavales lo viven así.
Porque podéis pensar que esto era cosa de grandes equipos de universidad, la antesala de la NFL. Pero no. Estuvimos en un partido entre dos institutos en otra ciudad de Iowa, y allí las cosas funcionan igual. Himno, banda, cheerleaders, bailarinas, todos uniformados y viviéndolo como si fuera la Super Bowl, pero en su barrio, para la familia y amigos.
Y una banda viviéndolo MUCHO. ¡En un partido cualquiera de instituto! Es alucinante. Aquí os dejo una muestra, con una gloriosa interpretación de música de James Bond en el show del medio tiempo. ¿Por qué James Bond? Yo qué sé. Qué más da. El tema es que esta gente ha tenido que ensayar bastante esto… y ojo, que hay cosas impagables. ¡Viva USA!
Ahora entiendo el triunfo de cosas como “High School Musical”.
Por cierto, estos pobres palmaron como 57-0 o algo así. Malísimos eran jugando. Pero qué despliegue artístico…
Ay, Pablito Pinedo, qué buen tipo. Segurata desde que el cine lo dejó en la cuneta. Como amante del rugby, el fútbol americano o rugby yanki, me parece como mascar chicle con los ojos: espectáculo vacío. Como ver jugar al Madrid. Siempre pensé que ese deporte estúpido (mejorando lo presente de tu cuñado) ganaría mucho si soltaran una vaquilla o algo así. Un bisonte, mejor, si es que queda alguno. Ahora, el "¿por qué a Iowa?" es un running gag buenísimo. Yo me haría un vídeo de promoción con docenas de tipos diciendo eso y luego una voz en off respondiendo "IOWhy not?". En Parla hicieron algo parecido y ahora lo peta. Amunt Iowa!
Están locos estos chicos yankies. Sin que importe el detalle, tu cuñao estudio en Indiana, que es mas o menos también te digo, jajaj