Iowhy?
La pregunta que todo el mundo, y cuando digo todo el mundo me refiero a mi madre, se hace: ¿Por qué Iowa?
Vamos a ver: si Loquillo hubiera cantado “Siempre quise ir a Iowa” la verdad es que hubiera hecho más honor a su apodo de loco de lo que hacía pero, seamos sinceros, no hubiera triunfado mucho con esa canción (aunque pudiera encajar por métrica en la estrofa estupendamente).

Sí, lo de ir a Iowa, a ese estado en concreto, en medio de la nada estadounidense, no es habitualmente el sueño de nadie. Igual de los de Dakota del Sur, que está al lado y mira, por probar. Pero lo de estar viviendo un tiempo en ese país y cotillear cómo es la vida allí, sí. Al menos, si no un sueño, ha sido siempre una ilusión curiosa que ha ido rondando mi cabeza.
Es verdad que, puestos a imaginar, me veía en las ensoñaciones más por la costa este, en Nueva York, haciendo algo tremendamente envidiable -cualquier cosa- en el sector del audiovisual, que se supone que es el mío. O en Los Ángeles, o por California en general, por las mismas razones, u otras más peregrinas como ser culturista, Conan, Terminator y gobernador, en ese orden. Podría haber fantaseado, incluso, que igual era Miami la puerta a esta oportunidad de probar la vida USA y luego maldecir la falta de sanidad, la explotación laboral y que cenen a las seis. Sí, podría haber sido Miami, por aquello de que el mercado hispano sería más “manejable” o asequible.
Pero mira, no. El destino es así y ha dicho que ajo… y Iowa.
Vale, no, no hay que aguantarse nada por ir a Iowa, ni dramas, pero el chiste venía solo y a mí un chiste malo...
Por cierto: Iowa está aquí.

Pero ya entraremos en detalles del lugar en futuros textos.
Eso sí: antes que nada y de que reine el desconcierto, no nos pongamos dramáticos: ¡Iowa está muy bien! ¡Seguro! Y en concreto, la ciudad de Iowa City, que es donde preparamos la base de operaciones, tiene buena pinta. Declarada Ciudad de la Literatura por la Unesco, nada menos…
Esto, la verdad, no sé muy bien qué significa realmente, pero queda muy bien decirlo y la gente te mira con cara de “caray” cuando lo dices. No sé, igual comparte esa distinción con Narnia, Invernalia, Macondo o Ghotam City… ¿qué es una ciudad literaria? ¿Qué le proporciona a algo, lo que sea, ser patrimonio de la Unesco? ¿Lo declaran en la renta y pagan impuestos de patrimonio? Pero bueno, algo de sentido lleva, porque Iowa City tiene una gran universidad que supone prácticamente el 50% de la población de la ciudad entre trabajadores y estudiantes y que le da mucha, mucha vida cultural y la mantiene llena de bibliotecas, cines, citas culturales y sitios interesantes. Y políticamente es una pequeña isla política en ese estado. Ganaron en 2020 los demócratas con un 70% de los votos en ese condado -Johnson-, mientras los republicanos ganaban en el total del estado de Iowa con un 53%... Ya veremos qué pasa en noviembre en las elecciones. Va a estar interesante.
Además, en Iowa City todo está tan a mano y es tan tranquilo que la gente va en bicicleta o incluso andando a los sitios, y lo de ir andando a los sitios en Estados Unidos es MUY raro. En Estados Unidos ir andando es sospechoso. Pues bueno, allí la gente anda, creo. Eso si no nieva, claro, y la temperatura está en mínimas diarias de menos veinticinco grados, pero bueno, eso solo pasa 3 o 4 meses al año: paparruchas (vamos a morir).

Por lo demás, el estado de Iowa, básicamente -llamadme reduccionista- son campos de maíz a lo loco, los puentes de Madison, una llanura sin una sola montaña (true), vientos salvajes, la tierra natal de John Wayne y el sitio donde Kevin Costner construyó un campo de beisbol en mitad de unos maizales porque se lo pidió una voz en una peli...
Y porque me temo que pocas cosas más divertidas tenía que hacer el hombre ahí.
¿Y por qué a Iowa, Toni? Insiste un señor al fondo. Un señor que no conozco de nada, porque, si no, a lo mejor sabría la respuesta. Pues bien, señor: porque no voy solo. Voy a acompañar a una audaz escritora, estupendísima y divertidísima persona de ojazos y rizos, a la que la Universidad de Iowa ha becado (y contratado) y que realizará, entre otras cosas, un Master de Escritura Creativa pintón y reconocido, que durará… ¡dos años. ¡Becan y pagan por escribir y comentarlo con compañeros y escritores durante dos años! Envidiaca. Y admiración. Así que yo, ¡me acoplo! Y encantado. ;-)
Por mi parte no sé si serán 2 años completos, o seguidos. Igual entre medias hay interrupciones laborales que me obligan a volver por un tiempo a España, ya iremos viendo (es la frase de moda). Pero bueno, esa incertidumbre de no saber qué más allá del 1 de agosto también me divierte.
Sólo sé que, todo lo que vea por allí, haga o pruebe y me parezca divertido de contar me apetecía escribirlo en algún sitio. Aunque solo sea para tomar apuntes y contármelo a mí mismo. Y por eso es este blog, newsletter o lo que quiera que acabe convirtiéndose.
Llevo décadas sin escribir un blog, perdonadme por lo que pueda pasar. Pero espero que sea divertido…
Ah, espera. El señor del fondo sigue con la manita levantada: ¿sí? ¿Qué? ¿Que más que una pregunta, tiene una reflexión? Sí, bueno…